Lo de Quiet Riot el pasado 4 de mayo en el Galpón
6" del barrio Bellavista, fue mucho más de lo esperado, eso porque este recital sencillamente fue perfecto.
La
expectativa era alta, generada principalmente por la presencia de una
leyenda del glam metal de los 80’s como lo es Quiet Riot, y también por
el excelente precedente que dejaron el año pasado WASP y Hatebreed con
dos shows monumentales en este mismo recinto, que ya se está
transformando en un lugar de culto. La ex Oz al tener una capacidad
máxima de 2000 personas, genera la cercanía y el calor necesarios con la
banda que pisa su pequeño escenario, y el recinto se transforma,
literalmente, en un infierno de puro rock ahí dentro.
El
carismático y divertido Kevin DuBrow tenía una sonrisa de oreja a oreja
viendo la reacción de la gente, se notaba que estaba disfrutando del
show. Con una aleonada peluca rubia y enteramente vestido con un traje
de leopardo, DuBrow demostró que su voz está intacta y cantó los temas
igual que en los discos, sin duda un grande del heavy metal. Pero si
Kevin DuBrow es la cara y el showman de la banda, el baterista de origen
mexicano Frankie Banali es el motor de Quiet Riot ¡qué potencia! Con
qué fuerza y destreza aporreaba los tambores.
Los
nuevos integrantes, el guitarrista Billy Morris y el
bajista Seann McNabb, reemplazan en gran forma a los históricos Carlos
Cavazo y Rudy Sarzo, sobre todo McNabb que tiene una gran presencia
escénica y toca con los dedos, sin uñeta, tal como lo hacía Sarzo, y tal
cómo lo hacen los mejores bajistas del mundo. Este párrafo ha sido modificado respecto del original ya que menciona a Wayne Carver como bajista, quien nunca estuvo en la banda. Esto nos lo confirmó el mismo Frankie Banali cuando se lo consultamos.
Con
respecto al show en sí éste estuvo basado, como era de esperar, en su
inmortal disco de 1983 "Metal health" que tiene el récord de haber sido el
primer disco de heavy metal de la historia en llegar al primer lugar
del ranking de ventas de Billboard. Muy emocionante fue poder escuchar
en Chile la gran "Thunderbird" dedicada a la memoria del fallecido Randy
Rhoads, el guitarrista original de la banda y que se transformó en uno
de los mayores héroes de este instrumento, cuando grabó los dos primeros
discos solistas de Ozzy Osbourne, al comienzo de la década de los '80’s.
Pero
bueno, lo mejor y más esperado de la noche fue la interpretación de "Cum on feel the noize" el tremendo cover de Slade que los lanzó a la
fama. Para el bis, la opción no podía ser otra que por supuesto "Metal
health", un verdadero himno del heavy metal de todos los tiempos y que
definió el termino “Headbangers” (movimiento de cabeza) como una de las
tradiciones más representativas del metal.
Fue
en resumen, uno de los mejores espectáculos del año, junto a Helloween,
veremos que tienen que decir los venideros shows de Rata Blanca y Dio,
pero lo que está claro es que bandas del nivel de Quiet Riot siguen
manteniendo el ruido del rock and roll siempre arriba y por toda la
eternidad.
Fuente: Magos de la Música